Una de las obras clásicas e imprescindibles para el estudio del folklore jaenés
es sin duda el “Cancionero popular de Jaén” obra que con más entusiasmo que
medios realizó la recordada Da Lola Torres Rodríguez de Galvéz. Fue Da Lola
Torres una gran señora nacida en Jaén el 18 de abril de 1901. Profesora de
música y canto en la Escuela Municipal de Canto y en los Institutos “Virgen del
Carmen” y “Santa Catalina”. Fundó y dirigió con gran éxito el coro polifónico
“Santa Cecilia”. Enamorada de la música popular, recorrió la provincia de Jaén
buscando viejas canciones y bailes, que luego pasaba al papel pautado y
documentaba. Fruto de su intenso trabajo fueron unos cuadernos que con el
título de “Cancionero Popular de Jaén” le fue premiado por el Instituto de
Estudios Giennenses en 1955 y posteriormente publicado en 1972. Trabajo que
su autora no llegó a ver pues falleció en Jaén el 31 de mayo de 1968. Da Lola
Torres estuvo en varias ocasiones en Los Villares recogiendo muestras de la
música tradicional que luego incorporó a su cancionero. Hasta 15 partituras
reunió en su trabajo de campo. Unas propias y autóctonas. Otras, versiones
llegadas de algún otro lugar pero incorporadas al folklore villariego con alguna
variación propia. Del apartado, ya tan olvidado, de los juegos infantiles recogió
dos que responden a los títulos de “Para bailar me quito la capa” y “Soy la
reina de los mares”. Dentro del grupo de canciones variadas recuperó las
tituladas “Ya se va el sol”, “Por donde vas a misa”, “Mi suegra casco de olla” y
“Clara soy”. Del popular grupo, tan específico de Jaén, llamado “Melenchón”,
incorporó uno de matiz villariego: “Las calabazas”. Como canción de corroescogió la titulada “A le lí”. Y en el grupo de los romances tradicionales anotó el
titulado “Las tres doncellas”. También pasó el papel pautado un típico canto de
aurora titulado “Es María caña de trigo”. Y dos villancicos muy olvidados “San
José lirio dorado” y “Dulce cariño”. Por último prestó su atención a la famosa
“Jota de Los Villares”, de la que recogió dos versiones, haciendo en el estudio
introductorio esta oportuna consideración:
“...En Los Villares, además de ir
cantando la jota propia de la localidad al acompañar los novios hasta su casa
después del convite y baile de boda, cantan,
Subiendo la calle arriba
hasta llegar a la fuente
donde me diste palabra
de ser mía hasta la muerte...
También, cuando muere un niño pequeño, durante el velatorio y al llegar la
media noche, la gente joven cansada de estar en la casa del difunto se va a
dar una vuelta por el pueblo acompañados de algún familiar del niño, cantando
acompañados de guitarras y bandurrias. Al llegar a la plaza echan un bailecico
que suele ser esta jota y se vuelven a seguir el velatorio. Cuando los vecinos
oyen pasar estas rondallas ya saben que ha muerto un niño y dicen “¡Angelicos
del cielo!...” La pérdida de los cuadernos originales de la obra de Lola Torres y
el desconocimiento del método con que realizó sus trabajos y las
características de los informantes, limitan de manera esencial el estudio y la
depuración de las partituras que ella presenta como recogidas en Los Villares.
Mas pese a todas estas limitaciones su trabajo es de suma utilidad para el
conocimiento del folklore local, a la vez que un pequeño orgullo al asociar el
nombre de Los Villares a un álbum musical tan renombrado como el
“Cancionero Popular de Jaén”.
Nº15
Curso 99/00
tercer trimestre
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