Como en todos los pueblos españoles, en la historia contemporánea de Los
Villares el Cuerpo de la Guardia Civil tiene un permanente protagonismo. Desde
que en los últimos meses de 1844 las fuerzas del 7º Tercio comenzaron a
desplegarse por la provincia y se organizó la Comandancia de Jaén, Los Villares
fue un punto señalado en el despliegue orgánico de los efectivos. Su específica
situación geográfica, su riqueza agro-ganadera y la abundancia de parajes de
sierra, determinaron la pronta instalación de un puesto de la Guardia Civil, que
en los últimos años del siglo XIX incluso llegó a tener categoría de Cabecera de
Línea, dependiente de la 2ª Compañía instalada en la ciudad de Martos. La
Línea estaba al mando de un segundo teniente -alférez- y de ella dependían los
puestos de Valdepeñas y Jaén. Circunstancia curiosa, que de la Línea de Los
Villares dependiese el puesto de Jaén, ubicado precisamente en la cabecera de
la Comandancia. En 1891, la Línea de Los Villares estaba mandada por el
Segundo Teniente D. Ricardo Alcaine y Viñado y el Puesto por el cabo D. Juan
Moya Flores. Tenía una dotación de seis nombres. La presencia de la Guardia
Civil en el pueblo siempre estuvo muy condicionada por la necesaria dotación
de una Casa Cuartel, elemento que según los reglamentos del Cuerpo se
consideraba básico para su servicio. Durante muchos años el Ayuntamiento
asumió esta necesidad logística, alquilando casa capaz para la instalación del
puesto. Pero dada la escasez de fondos, nunca pudo contarse con un edificio
digno y adecuado para las necesidades del peculiar servicio y organización de
la Guardia Civil. Las sucesivas reorganizaciones experimentadas por al
Benemérita en los años 1919 y 1920, que trajeron como consecuencia
inmediata un aumento de los efectivos destinados en la provincia, e incluso la
fijación en la capital de la cabecera del 23 Tercio, ofreció la posibilidad de
incrementar la dotación del Puesto de Los Villares. Pero para ello era
imprescindible que el Ayuntamiento facilitara una amplia Casa-Cuartel. Fue
entonces, cuando el Ayuntamiento de Los Villares decidió levantar una Casa-
Cuartel aprovechando el amplio solar de propiedad municipal ubicado en la
esquina de la Calle Borbote y Calle del Arroyo. El solar era amplio (300 metros
cuadrados). Presentaba una línea de fachada a la Calle del Arroyo suficiente
para situar en ella la entrada al Cuartel. La edificación se disponía en dos
plantas. En la planta baja se ubicaba la Sala de Armas, calabozo, cuerpo de
guardia, patio, cuadra y dos pabellones. En la planta alta se instalaban tres
pabellones. En ambas, se habilitaban, según dictaban las necesidades, algunosdormitorios para solteros. El conjunto resultaría un edificio digno, suficiente,
luminoso y ventilado, que liberaría al Ayuntamiento de una preocupación.
Examinado el anteproyecto por el Coronel Subinspector del 23º Tercio D.
Dionisio Palacios Montoya, se dio conformidad para que empezasen las obras.
Mas surgieron los habituales inconvenientes económicos. Las obras de la Casa-
Cuartel se dilataron..., el 23º Tercio dejó de tener cabecera en Jaén... Y el
cuartel no se construyó. Quedó de todo ello un curioso testimonio documental,
que es el que ofrecemos en estas páginas como apunte de una historia que
algún día habrá de escribirse para dejar constancia de la vinculación que
siempre hubo entre Los Villares y la Guardia Civil.
Nº18-19
Curso 01/02
segundo trimestre
Manuel López Pérez
Cronista Oficial de Los Villares
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